Desde mi Curul: El principio de la trinchera: una lección de resistencia y consolidación.
El Diario Tricolor.- Quiero iniciar este artículo recordando una máxima de vida más vigente que nunca en este mundo de guerra y confrontacion.
«Al prepararnos para la batalla, cavemos un hoyo para que también qquepa un amigo». En el vasto repertorio de estrategias y filosofías que la historia nos ha legado, pocas son tan evocadoras y aplicables, hoy en día, como el «Principio de la Trinchera*». Aunque su origen se arraiga firmemente en el sangriento escenario de las guerras del siglo XX, su esencia trasciende los campos de batalla para ofrecer valiosas lecciones en el ámbito empresarial, político, social y, en última instancia, personal.
Origen en el barro y la dangre.
La trinchera símbolo por excelencia de supervivencia durante la Primera Guerra Mundial, no era solo una zanja excavada en la tierra, era una fortificación, un refugio y, crucialmente, una línea de defensa. El «Principio de la Trinchera» nació de la cruda realidad de que, una vez ganada una posición (aunque fuera por unos pocos metros), era vital consolidarla y defenderla a toda costa.
No se trataba solo de avanzar sino de asegurar lo conquistado. La retirada significaba no solo la pérdida de terreno sino también una derrota moral y estratégica. Los militares aprendieron que la victoria no era solo la conquista sino la capacidad de mantener lo que se había tomado, resistiendo los contraataques y preparando la próxima ofensiva desde una base segura.
Más Allá del Campo de Batalla: Una Metáfora de la Vida
Hoy, el «Principio de la Trinchera» ha evolucionado hacia una poderosa metáfora de la vida cotidiana. Nos enseña que en cualquier emprendimiento, sea un negocio, un proyecto personal o incluso un objetivo de vida, el simple hecho de «avanzar» no es suficiente. Es indispensable consolidar cada paso, proteger lo logrado y estar preparado para defenderlo ante las adversidades.
En la Política y la Reforma Social: Lograr un cambio legislativo o una mejora social es un triunfo. Sin embargo, la historia está llena de ejemplos de derechos o avances que se erosionan con el tiempo si no son activamente defendidos. El principio de la trinchera aquí significa educar a las nuevas generaciones sobre su importancia, fortalecer las instituciones que los garantizan y movilizar a la sociedad para protegerlos de retrocesos.
En el Desarrollo Personal: alcanzar una meta, ya sea adquirir una nueva habilidad, mejorar la salud, o lograr estabilidad financiera, requiere un esfuerzo inicial, pero la verdadera prueba es la sostenibilidad de ese logro. Mantener un estilo de vida saludable, seguir aprendiendo o conservar la disciplina financiera son actos de consolidación, de defender esa «trinchera» personal contra la complacencia o las viejas costumbres.
La Resiliencia como pilar fundamental
En su núcleo, el «Principio de la Trinchera» habla de resiliencia, de la capacidad de resistir, adaptarse y recuperarse frente a la adversidad. Implica una mentalidad de largo plazo, donde el éxito no se mide solo por los picos de avance, sino por la solidez de la base construida. Reconoce que el progreso rara vez es lineal y que los retrocesos son parte del camino.
En un mundo de cambios acelerados y constantes desafíos, adoptar este principio nos invita a ser estratégicos en nuestra defensa tanto como en nuestra ofensiva. Nos recuerda que cada paso adelante debe ser un punto de partida para una resistencia aún mayor, garantizando que los esfuerzos de hoy, cimenten un futuro más seguro y duradero. La Trinchera, de ser un símbolo de estancamiento y sufrimiento, se transforma así en un baluarte de la persistencia y la sabiduría. De allí que terminamos este artículo con una reflexión: «Para entender un problema, hay que vivirlo en la Trinchera, ya que ella te enseña lo que los libros, no pueden«
Lee , escribe y estudia que algo queda. Bendiciones.
Articulista: Profe. Mario DouglasSerrano Meoz
Correo; cerranomario1901@gmail.com.Gracias por tus comentarios.