Editorial y Opinión

La Fragilidad Democrática en América Latina: Un Llamado a la Acción

El Diario Tricolor.- El mejor sistema de gobierno siempre se ha dicho que es la democracia. Las afirmaciones del Estado y la sociedad en franca sintonía son, sin duda, un hecho relevante para hacer realidad un sistema armónico, con instituciones sólidas y, muy especialmente, un manejo transparente y eficiente de los recursos que garantice respuestas a las crecientes demandas ciudadanas. Sin embargo, el caso de América Latina no muestra esa dirección. Al contrario, luce estancada y presenta características que la hacen ver muy débil.

La falta de institucionalidad, la creciente corrupción y la desatención a demandas primarias, entre tantas otras características, alejan la credibilidad del sistema político. Si a eso se suma la pobreza, el desempleo y la escasa movilidad social, se trastoca lo que era el gran sueño de ilustres políticos en sus ofertas electorales. La democracia se encuentra perseguida, atrapada y encerrada por un populismo que la fractura y la erosiona, generando frustración en los ciudadanos al no ver cómo ni las promesas ni los programas electorales del bando que representan pueden atender sus necesidades.

El papel de los actores políticos es frágil; se evidencia que al llegar al ejercicio del poder, no cumplen más que con ofrendas y salutaciones. La cotidianidad es desplazada por la inoperante acción de las políticas gubernamentales, mientras que los grupos opositores critican, pero al llegar al poder repiten la misma función. La lentitud en los procesos y la falta de planificación, organización, dirección y control, tal como lo señalan los investigadores de las ciencias administrativas, se traducen solo en promesas vacías.

La población se siente olvidada y defraudada. Tal como lo señala el politólogo peruano Alberto Vergara en su obra «República Defraudada»: «El desencuentro entre promesas formales y una vida signada por prácticas que los traicionan» lleva al alejamiento del sistema político que debería representarlos. La gente solo espera soluciones y comienza a interesarse cada vez menos por las agrupaciones políticas y sus promesas. «Quien sea, pero que me atiendan», es el urgente reclamo de los ciudadanos.

América Latina enfrenta una crisis democrática profunda que requiere una reflexión seria y un compromiso renovado por parte de todos los actores involucrados. Es imperativo que se restablezca la confianza en las instituciones y se escuchen las voces de los ciudadanos. Solo así podremos construir un futuro donde la democracia no sea solo un ideal, sino una realidad palpable que responda a las necesidades y aspiraciones de todos.

Articulista: José Gregorio Figueroa
@figueroazabala

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