Editorial y Opinión

Comunidad y municipio

El Diario Tricolor.- Conocido es que el municipio constituye la base de sustentación representativa de la comunidad y que la misma acoge la institución municipal para encausar y canalizar sus inquietudes ciudadanas. 

El municipio viene a ser la cátedra del ciudadano, de su grupo familiar. Es la esperanza de su desarrollo como ser, como ciudadano integrado en un todo para el cabal desenvolvimiento y fortalecimiento de la comunidad. 

La Constitución nacional fija normas y establece pautas para que el municipio y la comunidad en general, logre y procure por los medios legales la participación integral de los ciudadanos en el gobierno local. 

El Estado democrático y social de derecho y de justicia se fundamenta en la participación directa del pueblo en su destino, procurando que el ciudadano aún a su voluntad y esfuerzos conjuntamente con el Estado para lograr su bienestar general.

 En el proceso de participación comunitaria, surgen como guías las agrupaciones partidistas, los partidos políticos, con los más variados matices doctrinales para enrolar en sus filas a sectores de la comunidad, sobre todo aquellos que creen de buena fe en la participación. 

Pero muchas veces, en la práctica el partido y los dirigentes vienen a ser una parte de la comunidad que sometida por el proselitismo y juego político desvirtúan la verdadera participación de la comunidad; dándose casos donde un partido bajo un régimen absolutista del dirigente mayor, del máximo jefe viene a desvirtuar lo que se denomina democracia interna dentro de los partidos.

Podría interpretarse lo anterior, que se está en contra de la existencia de los partidos; pero no es así, porque los partidos pueden ser los realizadores máximos de las aspiraciones de la colectividad, de la comunidad a través del gobierno local evitando que no prive el interés partidista sobre el interés general colectivo. 

De manera que es indudable la existencia de los partidos para la vigencia democrática e institucional, pero para que exista ese estado de derecho democrático, participativo y de justicia social, los partidos tienen que podar, limpiar y desinfectar de sus filas aquellas malas hierbas que les están minando y carcomiendo el sentido y razón real de ser verdaderas escuelas cívicas de la ciudadanía en general. 

Muchas veces la representación partidista dentro de los gobiernos locales no ha cumplido su verdadero rol de guía ciudadana, colocándose al servicio exclusivo del mandato de los dirigentes partidistas, sin importarles la desasistencias a las más ingentes necesidades de la comunidad, compuesta en su mayoría por ciudadanos independientes. 

Al analizar entonces la cuestión municipal y su relación con la comunidad, podemos concluir que se requiere asumir una posición clara y diáfana: Que los gobiernos locales deben actuar para servir a la comunidad y no para servir a los partidos.

Por Dr. Alivio Figueroa  Zavala

Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia

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