Editorial y Opinión

La dolorosa lejanía 

Mientras más camino, más me alejo de mi destino y mi familia. Hay un gran dilema entre lo que vivo y deseo. Hay una brecha  gigante que en este momento es difícil cerrar, y más allá de la nostalgia y mis sentimientos a veces me hacen flaquear el reto que tomé. Mi mente se prepara para seguir y seguir hasta que esto tome su rumbo otra vez.

Dejé atrás muchos recuerdos, deseos, anhelos, ganas de estar debajo de una mata de mango, o de escuchar el canto del gallo para decirme que es hora de levantarme para ir a trabajar, porque así somos la mayoría de los venezolanos que hoy estamos fuera de nuestras fronteras, gente honesta trabajadora y con muchas ganas de salir adelante siempre que le den una oportunidad.

El corazón se me arruga cada vez que escucho a un hermano cantar, o el simple hecho de ver una noticia que nos hace recordar cada rincón de mi país que no supe apreciar, y hoy siento que se me parte el alma por no haber valorado lo que nuestros antepasados supieron conservar. Hoy el lamento no vale, sólo nos queda la voluntad de seguir esta lucha que nos lleva a pensar en la familia, lejos en una distancia que duele. Aún medito en torno a esta decisión de salir de mi país y poder migrar a cualquier parte del mundo.

Son muchas las penurias y sufrimientos pero saber que mi madre y padre pueden llevarse alimento a la boca, es razón suficiente para poder aguantar el tiempo que trabajo sin descansar para ganarme el dinero con que los puedo ayudar, caso contrario ya muertos de hambre estarían; sin poder hacer nada porque ellos no ganan la plata necesaria para poderse mantener.

Hoy queda el recuerdo de los amigos, mis compañeros de clases y otros con los que compartimos. La pandemia se llevó a unos cuantos, otros tomaron destinos distintos, sus casas hoy están abandonadas o ya las vendieron; muchos de ellos donde están formaron un hogar, así como decía mi tía «tan lejos para comenzar de nuevo», pero esa es la verdad.

Me duele mucho decirlo pero es una cruda realidad, ni esperanza tengo de poder regresar, sólo le pido a Dios que me indique el camino para poder demostrar que somos más los buenos que esos que andan por allí haciéndonos quedar mal. Sólo buscamos un país que nos de la oportunidad de brindarnos los derechos que por naturaleza Dios nos dio al momento de nacer, y que por culpa del Gobierno que hoy dirige el país nos fue arrebatado, inclusive lo más preciado del hombre… la libertad.

Fernando Colmenares

Periodista

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