Editorial y Opinión

Show de Tocorón: una fuga garantizada

Sí, definitivamente podríamos decir que hemos perdido la capacidad de asombro cuando vemos que los cabecillas una megabanda, con presencia a nivel nacional, con ramificaciones en Perú, Chile, Ecuador y Colombia, y además dirigida desde el centro penitenciario de Tocorón, lograron escaparse de la manera más expedita y sin contratiempos.

En la mencionada cárcel había una ciudadela, donde los reos convivían con familiares, mujeres y niños, con parque de distracción y como si fuera poco tenían hasta un zoológico, es más hasta equipos de computación para el minado de criptomonedas ¿qué tal? Piscina; discoteca, sucursales bancarias, un centro de comunicaciones para llamadas nacionales e internacionales, servicio de internet, mejor que el resto de los venezolanos. Y todo esto sin que nadie lo supiera, ni los funcionarios del referido centro de reclusión, ni los custodios y mucho menos el ministerio de asuntos penitenciarios.

Todo esto hace presumir que hay una cadena de complicidad, o unos cuantos que se hacen los locos sobre estos hechos. Se presume que todo lo que se recaudaba en dicho penal -con el cobro de vacunas y extorsiones- circulaba libremente sin ningún control, bueno solo el control de los «pranes» quienes eran dueños y señores de la famosa Catedral Criolla, emulando al capo colombiano Pablo Escobar, quien él mismo se construyó su propia cárcel con todas las comodidades de un monarca, la cual fue bautizada como la Catedral.

Esta realidad ocurre en un país donde una funcionaria que fue Ministra de Asuntos Penitenciarios se hizo fotografiar con un reo sentada en una cama, qué se podría esperar de toda esta trama novelesca.


Todo esto deja un sabor amargo e impotencia dentro de una población que aún no da crédito de lo que destapó con el Caso Tocorón.
En el referido penal se encontró armamento de alto calibre con sus respectivas municiones y lo más extraño es que nadie opuso resistencia, obviamente y sí que se ven las costuras y como lo ha señalado el Observatorio de Prisiones fue una entrega acordada, donde los cabecillas se fugaron con mucha antelación y cuando ya estaban en buen resguardo, aparecen los cuerpos de seguridad montando su show. Once mil funcionarios se presentaron en horas de la madrugada disparando y arremetiendo con todo a su paso, sin importar si en el recinto habían mujeres y niños.


Lo insólito es que nadie se dio cuenta, ni siquiera sospecharon, de cómo fue que hasta ese penal llevaron materiales de construcción para, no solo construir una extensa ranchería dentro de la cárcel sino la construcción de un túnel que finalizaba en las riberas del lago de Valencia, donde además se encontraron varios botes y en los cuales lograron escapar los «pranes» y según reportes alrededor 400
reclusos.


Como ya es sabido por todos, el régimen no pierde tiempo de montar su espectáculo en el preciso momento en que la Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela presentaba, en rueda de prensa, el informe ante las sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en la que daban como conclusiones que “se siguen cometiendo graves violaciones
de derechos humanos y que los mismos no son actos aislados, sino que son parte de una política estatal para reprimir la disidencia”.


De acuerdo al referido informe se han registrado 43 nuevos casos de violaciones de derechos humanos afectando a 72 víctimas directa; 47 hombres y 25 mujeres, e incluye una persona transgénero. Importante destacar que este nuevo informe señala varios puntos, poniendo de relieve la represión hacia personas consideradas opositoras al régimen y la cadena de mando en violaciones de derechos humanos.


A todo lo anterior, aunque no está en este informe, podemos agregarle la arremetida contra las protestas de los educadores, sindicalistas donde sentenciaron de manera abusiva a 16 años de prisión a 6 dirigentes sindicales acusados de terroristas, cuando en la realidad luchaban por sus reivindicaciones salariales. No podemos olvidar la detención arbitraria del estudiante de antropología de la UCV, John Álvarez, a quien torturaron poniendo electricidad en un testículo y dándoles, los denominados golpes inteligentes, para no dejar rastros de los mismos. Además, lo coaccionaron para que grabara un vídeo inculpando a otros dos sindicalistas y un periodista de estar incursos en
terrorismo. No obstante, este estudiante tuvo la valentía de contarlo todo durante su presentación ante el juez y su abogado a los medios de comunicación.


Pero ningún show como el que montaron logrará el cometido de opacar lo que es la realidad en un país donde hay casi trescientos presos políticos que sufren la violación sistemática de sus derechos humanos. Nada en nuestro país debe quedar oculto e impune.

Lcdo: Donnys Carrasco

CNP-COL: 6926

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